jueves, 22 de marzo de 2012

De magdalenas y muffins

Ayer tocó súper y me topé con unas magdalenas de pinta deliciosa. No es que esté antojosa, pero desde que cambié radicalmente mi estilo alimenticio de vida son muy pocos los caprichos de bollería industrial los que me concedo. Esas magdalenas tenían una pinta muy sana, deliciosa. Y, pese al exceso de todo que llevan estos productos, tenían un pase hasta que vi las calorías por unidad: 225 calorías aprox. por magdalena!!!!!!! ¡Madre mía! Entonces sólo puedo comer cinco magdalenas en un día ¡¡¡¡pero nada más!!!! Así que cogí otras magdalenas, de pinta no tan deliciosa y me dí cuenta de que todas rondaban la misma cantidad de calorías. Me pareció lamentable. Creo que nunca más podré volver a comerme una magdalena. Lo sé, soy un poco exagerada, pero por las mismas calorías quizás prefiera una pulguita de jamón, que al menos no se me quedará en forma de flotador en la tripilla... El caso es que me quedé con unas ganas de magdalena... Pero ¿sabéis qué? Que el día que cometa esa locura realizaré bien el sacrificio y ya iré directamente a por el muffin de chocolate o a por las magdalenas, pero hechas en casa y por mí.
¡Feliz jueves! Mi día preferido de la semana :D

miércoles, 14 de marzo de 2012

El sentido de la vida

Hoy estoy poco escritora y sin embargo muy lectora. De hecho, llevo así algunos días. Quiero compartir con vosotros un ensayo de Ángeles Caso que comparto completamente y que trata sobre la esencia y el sentido de la vida. Eso que tanto buscamos y pocas veces percibimos y que, sin embargo, realmente está frente a nosotros, en las pequeñas cosas. Llegué a la misma conclusión que Ángeles Caso hace muy poco tiempo, así que me considero afortunada de haber descifrado este misterio que nos lleva, a veces, una vida entera. Me siento feliz, afortunada, dichosa. Y sigo pensando que la vida ¡es maravillosa!

Hacer eco

Hoy sólo quiero hacer eco, colaborar en dar a conocer una iniciativa que tiene forma de blog y que se llama Els nous pobres (Los nuevos pobres).

jueves, 8 de marzo de 2012

Los pilotitos de encendido

Hoy me he comprado la Revista Mia porque obsequiaban un fasciculito de parajes románticos en España que me ha hecho gracia, y por un euro veinte he dicho ¡venga!  
Se trata de una revista muy sencillita de lectura rápida pero no por ello menos interesante. Y he encontrado un reportaje que me ha llamado la atención: "Apaga y vámonos". Se trata de los vampiros eléctricos, es decir, de todos esos pilotitos de stand by que tenemos por casa. Como ama de casa soltera e independiente, en mi casa, siempre he puesto mucho empeño en dar al botón de apagado en lugar de presionar el del mando a distancia que tan sólo cambia el pilotito a rojo de "descansando". Pues bien, ¿sabíais que este simple gesto ahorra un gran consumo energético al cabo del año y dinerito contante y sonante en tu bolsillo? En la revista encontraréis una tabla con todo el gasto que conlleva dejarlo permanentemente encendido y me he sentido feliz de saberme colaboradora de un ahorro energético. ¡Desde aquí, os animo a tod@s a llevarlo a la práctica! Quizás para ti sólo sean unos euros pero si sumas con los de todo tu edificio y empiezas a multiplicar te darás cuenta del derroche de energía que representa.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Artículo recomendado

Para las mamás y papás que pasen por aquí: os recomiendo la lectura de un articulito muy divertido de El País. Podéis leerlo aquí y ya me contáis qué opináis.
¡Feliz próximo día del Padre!

¿Somos lo que comemos?

Mi vida empezó a cambiar, otra vez, hace un par de años. Una grave crisis personal hizo replantearme muchos de mis hábitos y circunstancias del día a día. Desde entonces vivo en constante reinvención, estudiando cada día un poquito de aquí y un poquito de allá y estableciendo como propias las rutinas y doctrinas que me vienen bien. Intento llevar una vida lo más relajada posible dentro de mis posibilidades pues, de por sí, soy una persona de ímpetu y curiosidad nerviosa. En estos dos últimos años he leído sobre religiones, alimentación, filosofía, literatura, saber estar, doctrinas básicas, autoayuda, etc. y reconozco que gracias un poco a todo he sido capaz de salir adelante.
No entraré a analizar las causas de esta crisis mundial que nos afecta uno a uno a los individuos de las sociedades que las vivimos, pero sí estoy plenamente convencida de que nuestra mente hace mucho en la capacidad o habilidad de sobreponernos a ella. Una vez más, se demuestra que es una cuestión de actitud. Y toda esta introducción es para hablar hoy de la alimentación.
Leo en crecer joven una guía muy interesante que todos conocemos y recordamos poco o llevamos menos a la práctica. Lo sé, en épocas de crisis y con estos precios tan sumamente engrosados es complicado comer saludable y parece que es más fácil y barato comer mal. Y aquí se me plantea un debate que me ha venido a la cabeza por la lectura de blogcocina (también de este otro artículo del mismo blog) y por la lectura de la reciente entrada de Gemma Salas. Mi debate es bastante malicioso y retorcido, pero veamos, con "permiso" de Gemma (perdona mi licencia de tomar un fragmento de tu entrada) leemos esto que sigue:
El concepto de alimentos funcionales nació en Japón. En los años 80, las autoridades sanitarias japonesas se dieron cuenta que para controlar los gastos sanitarios, generados por la mayor esperanza de vida de la población anciana, había que garantizar también una mejor calidad de vida. Por ese motivo, en el país nipón se introdujo un nuevo concepto de alimentos, que se desarrollaron específicamente para mejorar la salud y reducir el riesgo de contraer enfermedades.
Y aquí viene donde yo le doy vueltas a la cabeza. ¿Sería una tontería promocionar no sólo comer más saludable sino hacerlo posible a los bolsillos para ahorrar en sanidad? ¿O es que acaso realmente la idea es convertir la sanidad en un negocio -la privatización? ¿Por qué no "copiar" un patrón de pensamiento tan bueno si además es válido y eficaz? Comprendo que el elevado precio del petróleo encarezca los transportes y en consecuencia el producto final, también el tema de la mano de obra, y el de los desastres que estropean cosechas, pero nunca he entendido porque las naranjas españolas acaban en Alemania y aquí acabamos comiendo fruta de Chile -como poco. Comprendo las "aparentes" ventajas de la apertura de fronteras pero me parece un escándalo el movimiento de aranceles y de mercancías arriba y abajo. ¿Acaso tomar nuestros productos de temporada y comprar de fuera sólo aquellos de que no dispongamos es una tontería muy grande? Sin embargo, haría posible que muchas personas pudieran comer esos productos. Y aún más, ¿cómo puede ser que nos cueste más barato comprar unos espárragos de Perú que unos españoles? ¿No se cultivan ya espárragos en España? Como veis, es más de un debate lo que me ha venido a la cabeza. Preocupante. Me preocupa la salud, por encima de todo. La salud no debería ser una cuestión económica como casi parece, indirectamente, a través de nuestra alimentación.

La lista de la compra

¿Cómo lleváis la semana? ¡Ya estamos a miércoles!
Me preguntaba yo ayer en el supermercado, frente a un pan de molde, ¿cuál compro? Llevo tanto tiempo acostumbrada a mirar el céntimo que, ahora, que por fin podía vivir un poco más "holgada" mi mano sujetaba ya el pan de molde más económico. Sin embargo, por un momento eché una mirada a todos los que había allí en el estante del supermercado, y me di cuenta de que había muchos que me gustaban y que, hasta ahora, no había podido comprar, porque os parecerá una tontería, pero ir rascando esos centimillos es lo que marca la diferencia a final de mes. El debate es ¿comprar el que me gusta, el más económico o cuál, si es pan igual? Finalmente me decidí entre uno intermedio, ni el más barato ni el tan caro pero que tanto me gustaba. Y es que tampoco se trata de derrochar, o de vivir en precario, así que escogí lo que me pareció una buena o razonable calidad precio y me llevé uno que me gustaba pero que no era el más barato. ¿Hice mal? ¿Hice bien? ¡Es pan igual! Pero habrá que vivir un poco, digo yo... ¡Feliz día!