miércoles, 23 de abril de 2014

Lo Intento y Lo Siento | Intento y Siento



Me llegó este texto por "What's App" y en seguida pensé en compartirlo con vosotr@s. 
A mí me recuerda mucho a ese "canto vitalista" del que os hablé hace ya un tiempo, el ¡Queda prohibido! de Alfredo Cuervo Barrero y que me gusta releer una y otra vez.
Me ha parecido precioso y necesario, dado que en estos tiempos que corren, apenas tenemos tiempo de decirnos te quiero, ni de echarnos miradas con o desde el corazón, ni de valorar al de al lado, ni de empatizar o comprender.
Seguramente la vida sería más sencilla, bonita y humilde si recordáramos todo esto a menudo y lo practicáramos a diario, en lugar de tantas prisas, exigencias, imposiciones, desconfianzas, egoísmos, negatividades y males pensares.
Yo no soy una persona perfecta. La perfección es algo aburrido, acabado, no hay más. La imperfección es bella, tiene ese toque personal. La perfección no existe, ¿para quién ES perfecto? Lo que es para uno perfecto para el de al lado puede ser imperfecto perfectamente!!! Jejejeje ¿Os dáis cuenta? Pero me gusta acordarme de mis seres queridos, tener detalles con ellos, agradecer a la vida y a mi entorno el poder disfrutar de ella y ello y ellos. Me gusta disfrutar y sonreír a la naturaleza y caminar con una enorme sonrisa dibujada en mi cara por la vida. Me gusta pensar bien, aunque algunos se empeñen en hacerme pensar mal. Me gusta vivir aventuras, enriquecerme con nuevos conocimientos, opiniones, lecturas, sabores, lugares, colores… La realidad no es un blanco nuclear o negro total, no es una cuestión de absolutos. La realidad se transforma, como materia que es, evoluciona, se adapta, se amolda, comprende. Intento decir “te quiero” a todos aquellos a los que quiero. Intento decir “te amo” cuando así es (hay quiénes no entienden la diferencia). Intento comprender siempre. Intento no juzgar, porque para juzgar hay que ser capaz de ponerse en los zapatos de otro y con sus ojos, y la vida nos da lecciones distintas a cada uno de nosotros, y no soy quién yo, porque no soy perfecta, para juzgar a otro. Intento respetar siempre. Intento pedir perdón cuando lo siento necesario, dar gracias, y explicarme lo mejor que sé. Intento practicar el lema “vive y deja vivir”. Intento y digo intento porque sé que no soy perfecta y que lo que para mí podría ser una postura adecuada para el de al lado podría no serlo pese a existir unas normas de convivencia y civismo y civilismo válidas y cumplirlas. Y por eso intento estar para todos, entregarme por la causa cuando creo en ella, disfrutar, hacer disfrutar y compartir cuando tengo ocasión, valorar el momento con los pies en la tierra y saboréandolo hoy desde el hoy. Intento sacar algo positivo siempre, hasta de mi episodio más trágico. Intento verlo todo teñido de un cierto optimismo, porque creo que tener fe en lo bueno, es bueno, y ayuda a avanzar y ver algo por delante. Este no es el texto que quisiera escribir, quisiera haber escrito algo diferente, (...) pero ha salido así, LO SIENTO, y es suficiente para acompañar el texto de G. G. Márquez. Quizás algún otro día salga de dentro de mí ese otro texto que quisiera escribir pero que ahora mismo no puedo. Me ciño a presentaros el escrito por G.G. Márquez que circula por la red. Por eso me gusta leer textos como este que comparto aquí hoy.
Al final del mismo os he puesto una canción que he descubierto hoy y que me parece preciosa. Que lo disfrutéis mucho todo.

Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría  más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas, pero le dejaría que él sólo aprendiese a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres…., He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
Me apartaría de los necios, los habladores, de las gentes con malas costumbres y actitudes.
Sería siempre honesto y mantendría llenas de amor y de atenciones a las personas a mí alrededor, siempre trataría de dar lo mejor…
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que  un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrá de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.
Trata de decir siempre lo que sientes y haz siempre lo que piensas en lo más profundo de tu corazón.
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma
Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo, te diría “Te Quiero” y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da siempre otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.
El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si  mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo.
Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles, “lo siento”, “perdóname”,  “por favor” , “gracias” y todas las palabras de amor que conoces.
Nadie te recordará por tus nobles pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos.
Finalmente, demuestra a tus amigos y seres queridos cuanto te importan.
 
Gabriel García Márquez

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario