A mí me parece que de entre toda la fauna, los pájaros, sin duda, son los animales más felices. Las hormigas se pasan media vida trabajando, los pájaros migran en busca de un clima cálido e ideal, donde poderse relacionar y seguir con su propósito: formar una familia. Sí, su único propósito es sobrevolarnos, contemplarnos desde lo alto, ser felices, reunir ramitas, encontrar a su pareja y formar nidos y familia. Muchas especies de pájaro, además, son monógamas, y cuando encuentran una pareja es para toda la vida. Son, para mí, envidiables. Porque su vida es feliz, sencilla, humilde, cálida. No buscan preocupaciones, ni problemas. Tampoco los crean. El mayor problema para ellas es si coger esta ramita de aquí o mejor aquella de allá. Y para decidirlo, la levantan con su pico. Viven con sencillez. Viven el momento. Pero de todas las aves, las que sin duda más contemplo, con una amplia sonrisa en mi cara, son las golondrinas. Cada final de primavera sobrevolando mi cielo, felices y contentas. Cómo me gustaría ser golondrina y poder sobrevolar por encima de todo.
*Esta entrada no va con segundas ni tiene nada que ver con ninguna posible lectura relacionada con ningún partido político. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
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