martes, 5 de noviembre de 2013

De WhatsApp y Smartphones

WhatsApp, Guasap, What's Up, What's App, whassap, whassup, whatsup, whatsap, whatsapp ... Cambió nuestras vidas para siempre hace ya mucho tiempo (al igual que en su día hiciera facebook). ¿Por qué? Pues porque aunque nos neguemos a ello, aunque reneguemos y pretandamos vivir sin ello, nuestro entorno lo contiene.

Llevaba mucho tiempo gestando este post en mi cabeza, y tenía muchas ganas de escribirlo dedicándole el tiempo que merece. Espero que os entretenga u os guste. ¡WhatsApp, allá va!

¿Qué es el "guasap"? Veamos qué dice la wikipedia. Se trata de una aplicación mediante la cual podemos estar interconectados con nuestras amistades. ¿Ventajas? Muchas. ¿Peligros? Muchos. ¿Inconvenientes? Muchos también.
Entre sus ventajas tenemos la inmediatez, el no estar solo, el estar acompañado en todo momento, el requerir ayuda, compartir un momento, estar hipercomunicados.
Entre sus peligros está el aislamiento, y es que, por paradójico que parezca, cuanto más conectados estamos más nos aislamos. El "guasap" es de uno a uno o de uno a un grupo, o de un grupo a un grupo, pero parte de la individualidad. (Esto daría para otro post, pues en la era de las comunicaciones es cuando más individualistas, aislados e incomunicados nos estamos volviendo como personas: nos comunicamos, sí, pero en y desde la soledad. Lo dejo ahí, debatid y meditadlo en vuestras mentes.)
Por otro lado, otro de los peligros para el individuo que lo utiliza es ¿adónde va a parar todo ese flujo de datos constante? (Otro tema sobre el que os planteo meditar: la indefensión del invididuo ante su ignorancia. ¿Alguien controla todos esos datos? ¿Quedan almacenados en algún lugar? ¿Tienen derecho a "vender" (por ejemplo) esos datos o entregarlos por requirimiento a "alguien"?)
Entre los inconvenientes nos encontramos ante el afán de control, el hábito, el vicio, el descolgamiento del entorno en pro de un marco puramente tecnológico, traducido: dejamos de contemplar nuestro entorno y disfrutar de lo que tenemos alrededor para adentrarnos completamente y dejarnos absorber por una pantallita con diálogos en forma de bocadillos y colorines y emoticonos.
Un mal uso de ello puede romper relaciones, variar nuestra forma de comunicación y uso del lenguaje (recomiendo consultar: guía básica para descrifrar el lenguaje del chateo -y no se refiere a irse de vinos precisamente-; y significado de emoticonos publicado en ABC) o aislarnos completamente, (como le pasa a la protagonista del vídeo que verás a continuación).


Pones "whatsapp" en Google y en 0,18 segundos se obtienen 155 millones de resultados (en un momento serán más, en cuanto haya publicado este post).


¿Por qué nos engancha? Se me ocurren muchas respuestas: por compartir, por dar envidia (sana) [o a veces no tan sana], porque estamos lejos de los que queremos, porque buscamos la distracción, porque los trayectos son largos, por necesidad de transmitir un mensaje, por mantener el contacto con alguien que de otra manera no mantendríamos, porque no sabemos estar solos con nosotros mismos... porque nos sentimos solos... Es muy duro estar en soledad, sobre todo cuando ésta no es elegida y nos llega por imposición.

¿El whatsapp es una molestia en el trabajo? Dicen algunos por aquí, que es incluso un arma de control. A mí me resulta molesto estar en mi puesto de trabajo escuchando campanillas cada dos por tres, no es envidia, creo que se llama respeto, si quieren chatear en su puesto de trabajo (cada cual obre como considere) yo no tengo porqué enterarme ni perder la concentración en el mío por campanillas o musiquillas algunas. No cuesta nada tenerlo en silencio, creo yo. No entremos en detalles de cómo repercute en números el uso del WhatsApp por parte de sus empleados a las empresas... (Nada menos que ¡10 horas de trabajo al mes que nos pasamos en el WhatsApp! ¡En lugar de trabajando! Sumadle el baño, el café, el facebook y alguna llamada...)

Sin embargo, el WhatsApp también tiene cosas buenas, como esta aplicación para localizar a personas en paradero desconocido. (Aunque a la vez, esto es algo negativo, volvemos al completo control sobre el individuo).

Sobre la educación del uso y disfrute del móvil en compañía hay muchos pareceres. De lectura, para mí obligatoria, os recuerdo este maravilloso artículo, "No me quieras tanto", de Elvira Lindo (El País) del que además ya os hablé aquí. Desde la más profunda humildad, en mi uso particular de mi smartphone practico el respeto sobre el prójimo y otorgo a la persona que me acompaña el valor que merece, no reemplazándola por mi smartphone, y en caso de tener una necesidad ineludible con mi teléfono (esperar un mail, recibir un sms o una llamada) siempre me disculpo por ello ante mi acompañante/-s, porque considero que las personas con las que me encuentro merecen mayoritariamente mi atención, e incluso si recibo una llamada, tras comprobar que no es importante o urgente, me encuentro mucho más cómoda emplazando mi conversación para más tarde, que manteniéndola teniendo a mi partenaire a la espera. Pero cada cual, ¡obre como considere! Yo respetaré el uso que tú hagas de él, pero ¿estás respetando tú a la persona que tienes delante, haciendo uso de él? (juego de palabras).

También entre los restaurantes se está poniendo de moda el invitar a abandonar nuestros smartphones durante ese par de horas que pueda durar nuestro ágape. (También lo leíste aquí). Además, algunos restaurantes están empezando a "prohibir" las fotos de sus exquisitos delicatessen, ¿cuestión de imagen? (¡Hoy estoy con chispa! Anoto aquí otra lectura recomendada: "Prohibido prohibir", de Mario Vargas Llosa para El País.).

¿Y qué me decís del típico amigo que está en 20 grupos y al que bombardean a mensajes cada dos por tres? Insane...

¿Y de las locuras que nos hace la propia aplicación? ¿Cómo amontonar todas las letras y palabras, o borrar de pronto todas las letras sin poderlo parar? ¿O es que sólo me pasa a mí?

Sobre el WhatsApp en general escriben Ángel Martín y Lara Álvarez para The Huffington Post. Patricia Ramírez escribe también sobre ello para el mismo medio. Dos artículos muy interesantes también.

El WhatsApp da mucho que hablar en cuanto a polémicas y malos entendidos...


Acabando ya, en The Huffington Post encontramos este gracioso artículo sobre nuestra vida antes de la aplicación y los "esmarfón"... y una recopilatorio muy visual de cómo era nuestra vida antes "del internet"...


Y es que... ¿quién no recuerda o conoce todavía el mítico vídeo de Enjuto Mojamuto cuando se quedaba sin conexión a internet? 



Pero si nos lo tomamos con humor, que es la mejor manera de tomarse las cosas, esta canción es lo mejor:



Parece que el ser humano es, por naturaleza, obsesivo. Lo vivimos en su día con la novedad de internet, y ahora con los smartphones y la necesidad de estar conectados permanentemente. Parece que hemos dejado de disfrutar el momento presente, lo que nos rodea, para vivir en un mundo imaginario contenido en un smartphone, o mejor aún, otro mundo paralelo contenido dentro de un minúsculo aparatito que nos acompaña a todas partes. ¿Somos realmente conscientes de todo lo que dejamos de lado por ese aparatito y esa necesidad "autocreada"? ¿Somos conscientes de que estamos dejando de vivir en el momento presente para vivir en un mundo "virtual"? ¿Somos plenamente conscientes de que estamos dejando de vivir por unos emoticonos y un intercambio de datos?
¿No te has dado cuenta aún de que podríamos vivir sin nada, pero no sin nuestro teléfono, al que hemos convertido en un contenedor de toda nuestra vida? ¿Eres consciente de la cantidad de información que llevamos a cuestas y que manejamos en un bolsillo y de todos los peligros que ello conlleva?
Creo que todo vuelve. Y creo, que en el fondo, lograremos volver a nuestros orígenes. 
En la contempleación de la naturaleza quizás esté la respuesta.

Feliz semana  
XoXo

2 comentarios:

  1. Me ha encantado el post. Estoy totalmente de acuerdo con lo que comentas,y escribo esto desde un smartphone,desde un teclado reconozcamos que incómodo donde escribir los acentos me supone un esfuerzo considerable. Pero al que me agarro como si fuera mi ventana al mundo y toda mi vida estuviera contenida en este cúmulo de datos e inágenes. Sin internet me siento desconcertada. Y reconozco que soy más libre cuando me olvido del móvil un rato. Hay una cosa que no has conentado wn detalle y encuentro utilísima y aborrecible a partes iguales: que puedas ver la hora de la última conexión de una persona...da para otro post,jaja. Benditos los tiempos donde las palabras se las llevaba el viento... Eva

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu comentario, Eva. Pues sí, es difícil abordarlo todo en un solo post. De todos modos como puse muchos enlaces que ya comentaban el tema que propones tampoco quería parecer repetitiva. El video "doble check" es bastante ilustrativo por sí mismo del nivel de paranoia que abunda sobre ello. Me alegro de que te haya gustado. Besitos!

    ResponderEliminar